martes, 29 de septiembre de 2009

LOS BENEFICIOS DEL TE VERDE


A través de varios estudios se ha podido comprobar que el té verde contiene altos niveles de polifenoles, que son unas sustancias con propiedades antioxidantes, anticancerígenas y antibióticas frente a ciertas bacterias como los estafilococos y algunos virus.


El té verde también puede ayudar a prevenir las enfermedades cardíacas y del hígado. Se le atribuyen propiedades como diurético (por la presencia de teobromina), astringente (por la presencia de taninos), hipoglucemiante y broncodilatador, pudiendo contrarrestar los síntomas de un ataque de asma.

Es considerado también una sustancia hipolipemiante, o sea, capaz de reducir los niveles de colesterol LDL y de triglicéridos plasmáticos, y de elevar los de colesterol HDL. Debido a sus propiedades antioxidantes, evita la oxidación del colesterol y tiene un efecto antiaterosclerótico.

Además, el té verde ha demostrado ser capaz de reducir la formación anormal de coágulos sanguíneos con una eficacia similar a la de la aspirina.

Por último, esta bebida sería buena para la prevención de caries y para los dientes en general debido a su alto contenido en fluoruro. Los polifenoles que contiene son de 3 tipos: flavonoides, catecoles y taninos. Su contenido disminuye a medida que la planta tiene más edad y también según la época de recolección. Algunos estudios han sugerido que estas sustancias son más potentes que la vitamina C y E para reducir los radicales libres.

En relación con sus propiedades anticancerígenas, son varios los estudios clínicos que se han llevado a cabo, y concluyeron que el consumo regular de té verde puede reducir la incidencia de una variedad de cánceres, incluyendo el de colon, páncreas y estómago. Se considera que el té verde es capaz de contrarrestar la aparición y el desarrollo de esta enfermedad. El té verde y el té negro tienen como origen la misma planta. En el primer caso, se elabora con las hojas cocidas al vapor y posteriormente secadas; mientras que el segundo se prepara dejando marchitar las hojas, que después se enrollan, se dejan fermentar y se secan. Debido a que es menor el procesamiento que tiene el té verde con respecto al negro, el primero contiene más cantidad de antioxidantes. Además de su contenido en antioxidantes, las hojas de té contienen un entre 5 % y 6 % de agua y entre 4 % y 7 % de sales minerales, especialmente potasio y manganeso. Minoritariamente pueden encontrarse ácidos orgánicos (málico, succínico, oxálico y galoquínico); compuestos glucídicos (inositol, azúcares reductores, gomas y pectinas); e incluso un pequeño porcentaje de lípidos. De todos los componentes del té, los más conocidos son los alcaloides, que son la cafeína y la teofilina. En el caso de la primera, su contenido hace que el té verde sea un estimulante del sistema nervioso y puede usarse para aliviar tanto la fatiga física como la mental. De cualquier manera, su consumo debe hacerse con precaución, ya que en exceso puede provocar insomnio y nerviosismo. Por su contenido en cafeína, no es recomendable para dar a los niños, hipertensos ni embarazadas. Otra de las desventajas que tendría el té verde es que dificultaría la absorción del hierro en las comidas.

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