A través de varios estudios se ha podido comprobar que el té verde contiene altos niveles de polifenoles, que son unas sustancias con propiedades antioxidantes, anticancerígenas y antibióticas frente a ciertas bacterias como los estafilococos y algunos virus.
El té verde también puede ayudar a prevenir las enfermedades cardíacas y del hígado. Se le atribuyen propiedades como diurético (por la presencia de teobromina), astringente (por la presencia de taninos), hipoglucemiante y broncodilatador, pudiendo contrarrestar los síntomas de un ataque de asma.
Es considerado también una sustancia hipolipemiante, o sea, capaz de reducir los niveles de colesterol LDL y de triglicéridos plasmáticos, y de elevar los de colesterol HDL. Debido a sus propiedades antioxidantes, evita la oxidación del colesterol y tiene un efecto antiaterosclerótico.
Además, el té verde ha demostrado ser capaz de reducir la formación anormal de coágulos sanguíneos con una eficacia similar a la de la aspirina.
Por último, esta bebida sería buena para la prevención de caries y para los dientes en general debido a su alto contenido en fluoruro. Los polifenoles que contiene son de 3 tipos: flavonoides, catecoles y taninos. Su contenido disminuye a medida que la planta tiene más edad y también según la época de recolección. Algunos estudios han sugerido que estas sustancias son más potentes que la vitamina C y E para reducir los radicales libres.